Franz Hinkelammert (1931-2023), un destacado economista, filósofo y teólogo crítico alemán que estuvo radicado en América Latina desde que empezó a dar clases en Chile en 1963 hasta su muerte en Costa Rica el 16 de julio de 2023, ofrece una perspectiva única sobre el simbolismo de la muerte y su prevalencia en ciertas prácticas religiosas y culturales, particularmente en la observancia del Viernes de Dolores en contraposición al Domingo de Resurrección. Hinkelammert argumenta que la enfatización del sufrimiento y la muerte de Jesús, característicos del Viernes de Dolores, sobre la celebración de su resurrección, refleja y perpetúa una cultura del abandono, la exclusión y la muerte que se ha enraizado profundamente en la experiencia histórica, social y económica de América Latina.
La preferencia por el simbolismo de la muerte puede ser vista como una resonancia con las largas historias de opresión, violencia y sufrimiento que han marcado a la región, desde la colonización hasta las dictaduras del siglo XX y los autoritarismos teológicos y políticos y, más recientemente, por el culto al mercado total del neoliberalismo, ideología dominante de la globalización desde los 1980s. Hinkelammert critica cómo estas prácticas pueden ser cooptadas por regímenes autoritarios y dictaduras para justificar el sacrificio humano y la represión en nombre de una supuesta “redención” o “purificación” social. En este contexto, la muerte se convierte en un instrumento de control social y político, en lugar de un momento de reflexión espiritual o religiosa.
El enfoque en la muerte durante el Viernes de Dolores, en lugar de la resurrección y la renovación simbolizada por el Domingo de Resurrección, revela y refuerza una visión del mundo que normaliza el sufrimiento y la opresión. Esta perspectiva puede desalentar la resistencia contra las injusticias y promover una resignación fatalista frente a los poderes establecidos. En contraste, en sus trabajos Las armas ideológicas de la muerte, Crítica a la razón utópica y Democracia y totalitarismo, Hinkelammert aboga por una praxis, una política y una teología de la liberación que ponga énfasis en la esperanza, la resurrección y la posibilidad de cambio y liberación de las opresiones terrenales.
La crítica de Hinkelammert se inscribe dentro de un llamado más amplio a reconocer y desafiar las estructuras de poder que perpetúan la violencia y la injusticia, proponiendo en su lugar una praxis orientada hacia la vida, la justicia y la emancipación humana. Aquí algunos solo algunos elementos claves de esta crítica:
Crítica al capitalismo y la idolatría del mercado: Hinkelammert argumenta que el capitalismo, al ser tratado como un absoluto o una especie de “religión secular”, conduce a la deshumanización y al sacrificio de la vida en el altar del mercado. Critica la visión del mercado como un dios omnisciente y todopoderoso, cuyos “designios” justifican la exclusión y la muerte de aquellos considerados prescindibles.
Crítica a la razón instrumental: Hinkelammert desafía la racionalidad instrumental, que reduce la razón a la lógica de la eficiencia y la utilidad, ignorando criterios y consideraciones éticas, humanas y ecológicas. Argumenta que esta forma de racionalidad, al servicio del capitalismo y otros sistemas de poder y hegemonía, se convierte en una herramienta para justificar la explotación y la opresión.
Ética de la vida: Uno de los pilares del pensamiento de Hinkelammert es su énfasis en una ética que ponga en el centro la preservación y promoción de la vida humana y natural. Esto convierte el pensamiento de Hinkelammert en una ecología política para el siglo XXI. Esta perspectiva ética se opone a cualquier sistema político, económico o social que justifique el sacrificio humano o natural en nombre de ideales abstractos, ya sean económicos, nacionales o religiosos.
Diálogo con la teología de la liberación: Aunque no es un teólogo en el sentido estricto, Hinkelammert siempre mantuvo un diálogo fructífero con la teología de la liberación, compartiendo la preocupación por la justicia social y la liberación de los oprimidos. Critica las interpretaciones teológicas que glorifican el abandono, sufrimiento y la muerte, abogando en cambio por una lectura de la fe cristiana centrada en la esperanza, la resurrección y la lucha por la justicia. El mismo Jesús nos dice que su abandono durante la Pasión no es simbólico, sino que es real, expresión del “imperio de la ley” por encima de la vida, algo que Jesús tenía que experimentar para entender realmente la condición de abandono y muerte que define la subalternidad (Mateo 27:46).
Mis lecturas de Hinkelammert comenzaron en 1983 cuando leí la edición de Las armas ideológicas de la muerte publicada por la Editorial Sígueme en 1978. Hoy sigo creyendo que el trabajo de Hinkelammert es crucial para entender cómo las interpretaciones religiosas y las prácticas culturales están entrelazadas con dinámicas fetichistas de poder y articulaciones de resistencia en América Latina. Su crítica nos invita a una reflexión sobre cómo los símbolos y rituales de Semana Santa o Navidad pueden ser reimaginados para fomentar una cultura de la vida que se oponga a las lógicas autoritarias y celebre la dignidad, la libertad, la justicia y la solidaridad humana.